lunes, 3 de abril de 2017

LO NIEGO TODO (y yo también)

Tras algunos años (han pasado cinco años desde mi último post en este blog) y con la creencia de que “alguna vez” volvería, aquí me tienen haciendo lo que tanto me gusta que es: hablar de discos y oírlos, por supuesto.

 El pasado 10 de marzo vio la luz el álbum “Lo niego todo” el más reciente material de Joaquín Sabina. Esperado, con tres sencillos que se habían escuchado desde un mes antes y más aún, presentaciones de fragmentos leídos (unos) y cantados (los menos) por el genio de Úbeda en diferentes espacios.

No había más que esperarlo con ansias toda vez que suponía un material inédito después de “La orquesta del Titanic” y las tres giras posteriores por Europa e Iberoamérica (llegando en su momento a tocar los Estados Unidos). A dos semanas de su lanzamiento el disco ya era record de ventas con más de 45 mil copias vendidas y con críticas positivas de la prensa especializada, sin embargo, pasada ya la euforia del estreno vale la pena preguntarse si es TAN bueno (el disco) como puede pensarse o si estamos ante el último disco de Sabina.

ESTAMOS ANTE EL ÚLTIMO DISCO DE SABINA.

No me malinterpreten, “19 días y 500 noches” fue el último disco de JOAQUÍN SABINA y tuvo tres discos (los del pos-marichalazo) para dejar a sus fanáticos una idea clara de lo que venía, no, no está obligado a ser el mismo siempre –si no hubiera arriesgado tal vez le acusaría de quedarse colgado en calle melancolía y eso sí que no- pero es que “Lo Niego Todo” es un disco monotemático quizá una oda a la decrepitud y la negativa a aceptarlo, lleno de himnos de una puta vieja.

El equipo de producción del disco es distinto a los anteriores (responsabilidad del músico español Leiva, de quien poco tengo que decir) “Lo Niego Todo” al igual que “La Orquesta del Titanic”, “Vinagre y Rosas” y “Enemigos Íntimos” no es un disco que se pueda acreditar íntegramente a Joaquín Sabina y su equipo base (Antonio García de Diego y Pancho Varona, aunque estos últimos si figuran –but, of course- en los discos, los videos y las giras). Videos que por cierto fueron lanzados para este álbum TODOS excepto uno en el canal VEVO de You Tube el mismo día del lanzamiento del disco (que tuvo su pre-estreno en los túneles del metro de Madrid un par de días antes). Vale, vamos a oírle.

Track 01 A dobro y guitarras el disco le da la bienvenida al escucha, la letra fue la primera que los fanáticos pudimos oír hace casi un año ya media cantada en una presentación en TV en España y pedía a la gente que no le subiera a You Tube porque luego “me joden los de la casa disquera” pero al mismo tiempo su conciencia todoterreno “sugería” a su audiencia a hacer lo que les plazca. “Quien mas, quien menos” es solo una oda a la vejez, la propia, resistiéndose (o jugando a resistirse) a ella. “Aposté contra mí por no hacerme viejo en la ruleta rusa de los casinos” él mismo lo dijo en 1992 “odio la autobiografía, pero inevitablemente tiendo a hablar de mi” se le acabaron los argumentos al poeta, y si, esto será la temática del resto del álbum.

Track 02 “No tan deprisa” es una de esos números de aire country donde el autor hace un recuento de conceptos (de los que le salen tan bien) y ¿qué dice? ¿Qué… es o no es? Hace tanto que por fin pudo ser feliz y tener esperanza que ahora que lo dice ya no se lo creo. ¡Ah! Pero es que solo es una canción y no se trata de psicoanalizarlo… ¿o si? A quién oímos, a qué, para qué. La canción pasa de largo y se va al baúl de los lados “B”, al track 02.

Track 03 “Lo Niego Todo” el primer sencillo del álbum, que no podemos despegar del video que lo ilustra. Número autobiográfico, balada. Todo eso han dicho de él “Poeta del Vicio” escribieron del él en Chile; “Ángel con alas negras” que algún periodista le quiso endilgar; bautizado en los 90 como “Juglar del asfalto” (‘Poeta Fotógrafo’ como decía aquel documental que les recomiendo ampliamente). Al ser el sencillo de lanzamiento mucha gente quedó prendado de él –me incluyo- una de las baladas llamadas a colgarse de los clásicos de Sabina. Representa todo lo que ha sido la carrera del intérprete: Es una enumeración de conceptos; recoge experiencias personales –algunas más ocultas de otra, depende que tan cholulo sea el escucha lo va a comprender, pero no es necesario-; y tiene frases bellísimas “Lo niego todo, aquellos polvos y estos lodos. Lo niego todo incluso la verdad” merecía ser el primer sencillo, pero como parte del álbum, lo rescata después de un inicio tan poco atractivo.

 Track 04 El numerito mexicano infaltable desde hace algunos discos ya –unos cuantos, desde física y química, creo- si me preguntan si es el número comercial del álbum, “posdata” es tan easy listening que lo odié en automático “no es que esté triste carajo, es que me acuerdo” no mame Don Joaquín. No pongo en duda que esta apología del despecho le cuaje la sangre a los fanáticos nuevos (¿los hay?) no hablo más de él. No es que sea prescindible, es que no hace falta.

 Track 05 “Lágrimas de Mármol” otro de esos números que se van a ir a la tira de clásicos sabineros retoma el viaje de las canciones a la vejez. Que incluye otras líneas de las que los fanáticos usan como argumento para defender al “Genio de Úbeda” “me duele más la muerte de un amigo que la que a mí me ronda” referencia innegable a la pérdida de Javier Krahe y de ahí otras tantas que, puedo parecer muy soberbio al decir que casi todas las líneas tienen referencias muy personales e identificables aunque como las mejores canciones de Sabina uno puede prenderse de ellas y casarlas con anécdotas propias.

Track 06 El siguiente track es otra de esas canciones que uno puede esperar del “Vampiro” Sabina: es el postmortem de todas sus baladas de amores disolutos. Si me preguntan, es la canción que la pareja de “Hotel Dulce Hotel” se cantan treinta años después. Otra vez la vejez. Otra vez cantando en pasado “No dormir era más dulce que soñar y envejecer con dignidad, una blasfemia” referencias históricas del colapso del socialismo, que es en realidad lo rescatable del número, “se nos había muerto el sol en los tejados […] y con nada que decir vi en tus pupilas un añil mal dibujado. No sé por qué sigo escribiendo esta canción […]” y luego remata mal la línea: “Y Leningrado es otra vez San Petersburgo” balada decadente y floja, paso sin ver.

Track 07 “Canción de primavera” Continúa con el mismo tema… y yo sentía que se me acentuaban las ojeras. Es, quizá la canción con las mejores líneas de todo el álbum “Conseguí llegar a viejo verde mendigando amor. Qué esperabas de un pendejo como yo” y luego “Buenas noches primavera sin bandera ni carné, no me tumbes en la era de internet, otoñales van mis años por el rio Guadalquivir maquillando el sueño uraño de Madrid” y sigue así…

Track 08 ¡Por fin un rocanrrolito! Otra de esas cosas que eran indispensables en un disco, con un sonido raro, pero con buenas líneas “mientras tratar de olvidarte me recuerde tanto a ti” ése es el Joaquín Sabina que sus fanáticos cantan a los gritos “El corazón mientras late sueña con amanecer abrazado a una mujer que lo bese y lo rescate” y si valiente a toro pasado, feliz sin pena ni gloria. Es una pena que muy posiblemente “Sin Pena ni gloria” no trascienda y pase sin pena ni gloria. Espero que me equivoque.

Track 09 El segundo rocanrrol se llama “Las Noches de Domingo Acaban Mal” es una de esas genialidades por las que se esperan los discos de Sabina, al diablo el poeta de los sonetos, se hizo famoso cantando buenas letras acompañado por una banda de rock y esta es una de esas cosas que yo, al menos, QUIERO oír. “Tú sabes correr, yo quiero aprender, si tú me llamas yo me escapo del hospital” no es que esté mal lo otro pero… “Robo un ataúd, me clavo en la cruz, si me remuerde la conciencia le pongo un bozal” ¡NO TE ME MUERAS NUNCA, CARAJO!

Track 10 La mano de Leyva, la influencia de Rubén Blades (espero que sea eso y no un plagio) y tres buenas anécdotas me hacen pensar que si esto fuera un LP el segundo lado es mucho mejor que el primero. “Qué estoy haciendo aquí” es un reggae que refuerza una idea y solo una. Es el “Quien me ha robado el mes de abril” de esta década y el “Desiciones” que no tenía. Excepcional número, quizá mi favorito del disco, bien hecho… aunque el “No woman, no cry” no venía tan a cuento salvo por el reggae pero ya había dicho otras frases históricas de la música popular. Nunca ha sido cantante de moralejas (si quieren de esas oigan a José Luis Perales y no jodan) pero si me parece que para escribir algo así tienes que vivir ya algunas experiencias.

Track 11 El número flamenquito también indispensable “Churumbelas”. ¡y Olé! Aunque ahora pueda ser su abuelito.

Track 12 Con eso que está de moda poner un dueto en cada disco “Por Delicadeza” oímos a Joaquín Sabina con una voz limpia (por primera vez en años) y a Leyva cantando una balada de conflicto de pareja. ¿Aporta algo? Nada más dejar un pretexto a los fanáticos de Leyva para comprar el disco. Es un número absolutamente prescindible. Me quitas dos versos y los cantas tú.

En resumen “Lo Niego Todo” es un disco monotemático, con algunas canciones forzadas para encajar con lo que ha sido Joaquín Sabina en los últimos años, un buen pretexto para la gira que en realidad ya no sabemos si cumpla aquello de que sería la última como dijo tras el episodio en Tijuana en 2013 durante la gira de “canciones para una crisis”. Muy posiblemente en la gira solo cante “Lo niego todo” y nada más (como sucedió en la gira de “Vinagre y rosas” donde cantó apenas un par de canciones del disco) el álbum le cumple a todos, A TODOS, pero deja la sensación que su mejor momento ya pasó.

¿Habrá otro disco? Nadie lo sabe, toda vez que los últimos álbumes de estudio los tuvo que hacer con ayuda y que vende más cantando hasta el cansancio “Y sin embargo” pero si lo hay, seguramente allí estaremos esperándolo con ansias.